Opel Rekord E 2.0 S de SCHUCO

Ocho generaciones nada menos vieron la luz del familiar Rekord, desde la primera aparecida en 1953 hasta la última en 1986. Entre esos años se produjo la cantidad de diez millones de vehículos aproximadamente, siendo reemplazado por el Omega.

La generación E fue la última, subdividiéndose en las series E1 y  E2. La primera (a la que pertenece la miniatura) apareció en 1977 y la segunda en 1986, construyéndose de ambas unos 1.4 millones de unidades. Estaban disponibles en versiones berlina de dos y cuatro puertas y break familiar "Caravan" de tres y cinco, existiendo una versión camioneta de tres puertas en algunos mercados.

La serie E representó un gran avance sobre la anterior, aumentando sus dimensiones y cambiando sobre todo la calandra, ahora más angulosa en la versión E1. Pero lo importante estaba dentro, bajo la forma de una nueva gama de motores gasolina y diesel, con cilindradas (en gasolina) que iban desde el 1.7 de 60 CVs con carburador hasta el 2.0 de inyección con 110 CVs, pasando por el 1.9 con carburador de doble cuerpo y 75 CVs. El diesel era un 2.1 alimentado mediante inyección que brindaba unos escasos 60 CVs. En esta serie se introdujo el cambio de marchas de cinco velocidades de serie (1983) y, ya con la salida de la serie E2 (sobre 1984) se introdujo un nuevo motor 2.2 litros de inyección de gasolina con 115 CVs y al bloque diesel se le añadió un turbocompresor KKK que añadió 30 CVs más a los 60 del antiguo motor.

Esta serie también se produjo (aparte de en Alemania) en Corea del Sur bajo la marca Daewoo ("Royale") pero con el frontal del Senator, y en Inglaterra se correspondió con el modelo "Carlton" bajo su marca propia, Vauxhall.

En España el modelo es anecdótico, desapareciendo cuando la marca comenzaba a tener presencia gracias a la fábrica de Figueruelas (Zaragoza), que se construyó para producir el Corsa.
























Como es lo normal en SCHUCO, la miniatura recrea con gran detallado al modelo dentro de su colección "Opel Collection", que no tiene nada que ver con la homónima de Eaglemoss. El molde es toda una delicia, con franquicias perfectas y pintado sin reproches (quizás algún fallito en los cromados). Después de admirar el exterior (bajos incluidos), llegamos al interior y ahí encontramos un salpicadero perfectamente detallado y unos asientos muy buenos, incluyendo el detalle de los cinturones de seguridad. Realmente son modelos más caros que la media, pero son una buena inversión y permiten constatar que en esto de las miniaturas los alemanes siguen conservando un puesto elevado.