Dodge Dart 270 Barreiros de IXO/Altaya

Pertenece a la colección de Altaya "Nuestros queridos coches de antaño".


En esta pequeña historia de la automoción española se unen los nombres de dos gigantes: en lo industrial, un coloso como la Corporación Chrysler, en lo personal otro como don Eduardo Barreiros. Juntos aportaron un poco de lujo americano en un panorama de pequeños vehículos de procedencia italiana y francesa que copaban casi el 100% del mercado español en las décadas de los 60 y 70, y lo hicieron mediante un vehículo (de tipo medio en EE.UU) que respondía al nombre de Dodge Dart.

A principios de los sesenta don Eduardo poseía un imperio fabril que se dedicaba a la construcción de vehículos industriales pesados, pero que encontraba una fuerte oposición por parte del Instituto Nacional de Industria en una época de dictadura y "enchufados", que no veían nada bien el éxito del sr. Barreiros. Éste determinó que debía construir automóviles para diversificar la producción y seguir evolucionando su negocio principal, que era la venta de camiones. Tras sondear diversos fabricantes americanos y europeos, al final quien se llevó "el gato al agua" fue Chrysler Europe. Los americanos no eran tontos y pusieron condiciones bastante leoninas, como la compra de parte del accionariado de Barreiros (un 35%) y el compromiso de fabricar vehículos ya descatalogados en América. Eduardo no era tonto y sabía lo que se jugaba, pero su situación no era la mejor y necesitaba la inyección de capital. No faltó tampoco el típico "peloteo" norteamericano, con reportaje incluido del New York Times, pero lo importante es que se levantaron nuevas plantas en España y se crearon más de diez mil nuevos empleos para fabricar los primeros modelos, que serían el SIMCA 1000 como coche medio y el Dodge Dart como coche de segmento alto.

El Dart se fabricó en Estados Unidos (y en muchos otros países) entre 1960 y 1976, donde estaba considerado un coche de tipo medio más bien "del montón". Barreiros había conseguido la licencia para fabricarlo en Madrid con el objetivo de ser un automóvil para gente de clase alta y cargos representativos en los ministerios y empresas españolas. Este coche tenía unas medidas más bien descomunales para los estándares españoles de entonces y era un devorador de gasolina, a pesar del lanzamiento de una versión diesel con un motor raquítico que encontró cierto acomodo como taxi. Nunca se auguraron buenas ventas ya que doblaba en precio a su "competidor" el mucho menos pretencioso SEAT 1500 pero fue inmediatamente apreciado por su comodidad, equipamiento y acabados (que se elevaron al máximo en el espectacular y posterior 3700 GT, en gran parte derivado del modelo argentino).

Este modelo conoció (hasta el cese de producción en España en 1977) tres versiones con diferentes niveles de acabado, presentándose la miniatura como un reflejo de la primera versión fabricada en Villaverde. Eran idénticos a los americanos salvo en ciertos detalles menores como anagramas, tapacubos, rejilla delantera y faros redondos. Dinámicamente era movido por un motor "Slant" de Chrysler de seis cilindros en línea y 3,7 litros de cubicaje, rindiendo unos 145 CVs con los cuales era posible alcanzar unos 160 KM/h. En ciudad era torpe y gastón, con un consumo que podía sobrepasar fácilmente los 20 litros pero se podía solicitar con cajas de cambio manuales y automáticas, más recomendable esta última ya que la caja manual no llevaba la primera velocidad sincronizada. No se podía solicitar más que con una escasa gama de colores (tres) pero tenía un buen equipamiento de serie (opcionalmente se le podía instalar aire acondicionado, todo un lujo). También estaba disponible una versión familiar para quien necesitase mayor espacio, y algún carrocero lo transformó en ambulancia, panorámico para visitas a la fábrica y cabriolet (éste último por parte de Serra, con solo un ejemplar).

En total, la producción no llegó a los 20.000 ejemplares de los que menos de mil se exportaron, produciéndose el lógico y anunciado fracaso de ventas para Barreiros que se palió en parte con el mayor éxito del SIMCA 1000. Contribuyó a la ruina de don Eduardo, que vio desaparecido su imperio en manos de Chrysler teniendo que emprender otras aventuras empresariales sin la misma fortuna, y para muchos quedó como el coche "en el que mataron a Carrero Blanco" cuando se referían a él (en este caso, un modelo 3700 GT más moderno que el mostrado hoy). Para quien quiera saber más de la apasionante vida del gallego, les recomiendo la película documental "Barreiros: Motor humano" que pueden visionar gratis cortesía de Youtube.




















Era natural que Altaya, en la primera colección mundial de kiosko de diecast a 1:43 que sacó al mercado, incluyese un modelo "español" tan admirado y emblemático como el Dart 270 en acabado Lujo y color marfil, réplica del que se guarda en el Museo Barreiros (ver foto del modelo real). Este modelo es el "Santo Grial" del coleccionista de altayeros, muy complicado de encontrar a precios sensatos (se suelen ver tranquilamente por encima de los 60 euros en Ebay) y con una buena calidad de reproducción sin ser una maravilla. Me gustó el molde y los cromados, los detalles externos como las inscripciones laterales y en los tapacubos y la rejilla delantera, estando el término medio en el interior y la parte trasera (lástima de esos grupos ópticos pintados). La base es inexistente y en el pintado encontramos el típico exceso de pintura aunque no es de los peores casos que he visto. Pero no importa: es un Dart español, tan extraño entonces como un pulpo en un garaje...