sábado, 27 de enero de 2024

Iso Isettacarro 500 de IXO/Altaya

 

Pertenece a la colección de kiosko "Microcoches de Antaño" de la editorial Altaya España.

Iso-Motor Italia S.A. fue una empresa madrileña establecida en Carabanchel especializada en la construcción con licencia de "scooters", motos y los famosos Isetta. No obstante también se introdujeron en el sector del transporte ligero al fabricar los triciclos Isocarro y las variantes para reparto del Isetta, denominadas como Isettacarro, producidas en una cantidad de 4.900 unidades.

En los complicados años de la postguerra europea muchas empresas que nada tenían que ver con el transporte se animaron a intentarlo con mejor o peor fortuna, como Ducati que pasó de vender radios a fabricar pequeños propulsores para bicicletas. Otra firma transalpina, Isotermos, se dedicó a lo mismo a partir de 1948 completando la fabricación de calentadores y frigoríficos con la producción de ciclomotores y motocicletas sobre todo para la ciudad.

Uno de los productos más famosos que lograron vender fue el triciclo Isocarro, ideal por su sencillez mecánica, robustez y economía de mantenimiento. España, que padecía los mismos problemas que Italia y aún mayores, fue también un país en el que la idea de fabricar esos pequeños vehículos podía cuajar y por ello algunas firmas extranjeras como Iso negociaron la cesión de las licencias y patentes para trasladar esos conceptos que tan bien funcionaron en los países del sur de Europa.

Alguna de esas empresas fue Iso-Motor Italia, comenzando sus actividades en 1951 con la fabricación de propulsores adaptables a las bicicletas con licencia de la turinesa ITOM. Un año después lograron el permiso de Isotermos para fabricar "scooters" y motocarros; la venta de los primeros no fue muy boyante debido a la fuerte competencia de otras marcas españolas y foráneas pero los comerciales ligeros sí salvaron a la empresa madrileña de la quiebra, al menos de momento.

Y al igual que en Italia, donde aún triunfaban los autocarros Isetta a la espera de ser destronados por las versiones comerciales de los FIAT 500 y 600, en Iso-Motor Italia se dedicaron a construir a partir de 1954 la correspondiente variante nacional bajo el nombre de Isettacarro 500, refiriéndose la cifra a su carga máxima. El español contaba con un motor Puch de dos tiempos y un cilindro con un cubicaje de 236 cm3, unos diez caballos de potencia y arranque eléctrico. La carrocería de la cabina era de acero y el cajón adosado, de madera. También contaba con una caja de cambios manual con cuatro velocidades.

Otros detalles importantes del Isettacarro dignos de mencionar fueron la presencia de la suspensión  trasera mediante ballestas, los frenos hidráulicos y, sobre todo, la adición de un diferencial en el eje trasero. Esto evitaba los frecuentes vuelcos que se producían en los triciclos de otras marcas, como en el  caso del Titán de Rondine. Y, por supuesto, se seguía contando con el acceso mediante puerta delantera, el volante de dos radios y una velocidad punta superior a los 60 Km/h.

El modelo presentado hoy es el reflejo de un ejemplar español subastado por Sotheby´s en 2013, procedente de la famosa colección de microcoches de Georgia (EE.UU). El propietario a su vez lo había comprado a una familia catalana que lo tenía en casa desde 1957, un año antes del final de su producción; nuevamente en 2020 salió a subasta como parte de la colección Elkhart.


















Hoy tengo el gusto de presentar un modelo "extra" de la colección de Altaya pues forma parte exclusiva de la serie de regalos que se ofrece a los suscriptores, no obstante cualquiera que desee hacerse con él podrá hacerlo pagando un sobrecoste. El modelito merece la pena, aunque no sea la primera vez que asoma en el mundo del diecast o incluso del juguete; lo afirmo sobre todo por la presencia de una caja de carga excelente, buenos cromados y unos bajos con múltiples niveles no habituales en este tipo de miniaturas. No me gustó tanto la capa de pintura, excesiva, las luces traseras pintadas, los "pinchitos" o un interior de cabina demasiado austero, aspectos que podrían haber sido mejor resueltos.

 












6 comentarios:

  1. Sería redundante mencionar la cantidad de curiosidades de algunas de estas colecciones, y, cuando se trata de microcoches, mas aún. En el caso del Isetta, por acá solo estuvo el 300 y el "dos puertas" 600, pero no en versión utilitaria.
    En cuanto a la miniatura, dos palabras (no se cual de los dos define mejor) la quiero/necesito, una hermosa curiosidad de belleza exótica. Coincido que, la delicadeza de la caja de carga, destaca.
    Un abrazo
    Luis

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No hay muchos vehículos comerciales en la colección, pero los que hay son bien interesantes. Quizás éste es uno de los mejores, pero me habría gustado más verlo "en traje de faena" con el logo de alguna vieja empresa española.

      Por otro lado se ve que los italianos eran especialistas en pequeños vehículos de transporte y reparto, tenías de todas las clases y masas máximas incluyendo tricarros. Hay mucho aún para replicar.

      La miniatura es de regalo a suscriptores, pero se encuentra sin problemas en Ebay y afines, lo que pasa es que se aprovechan de eso y meten buenas clavadas. No obstante puede que salga en IXO "pata negra".

      Abrazos!

      Eliminar
  2. Me pregunto qué frenos habrá tenido este bicho, no me gustaría intentar un panic stop con la caja cargada a máxima capacidad y encontrarme sentado entre la masa cargada y la masa embestida, apenas protegida por una puerta de juguete.
    Veo que las ventanas no son aperturables, pero tiene capota en el techo, imagino que en época de calor, andaban todos con la capota abierta.

    EL modelo es una rara avis, refleja el carácter ambivalente del original, por esta vez se justifican los retrovisores sobredimensionados, para poder mirar más atrás de la caja de carga.
    Por dentro, se agradece el esmero de presentar un volante pintado.
    La caja es una belleza.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Bueno, los frenos eran los mismos que los de la berlina, hidráulicos. Tampoco con los kilos que llevaba y en un entorno urbano no vas a correr mucho, pero los trompazos que sí metían los tricarros eran habituales (mi padre mismo, en su juventud llevó uno de éstos y volcó, rompiéndose un dedo de una mano y suerte que tuvo).

      La miniatura es pura simpatía y creo que esa cabina no le sienta nada mal a la caja de carga, pero eso de la apertura de la puerta por delante debía ser un fastidio a la hora de hacer repartos con muchas paradas. Pero lo que más me gustó del modelo fueron los bajos, la verdad era para sacarles una foto (con muchas cosas como elementos exentos, algo que que no se suele ver en las miniaturas de esta gama).

      Y sí, la caja es una delicia, ya podían aprender en el momento de diseñar otros modelos...

      Eliminar
  3. Una curiosa mini-pickup.
    Como dices en la década de los cincuenta proliferaron los microcoches, los Isseta, los goggomobil, los biscuter, David...
    Además andaban y gastaban poco, cosa fundamental en unos años en que escaseaba el combustible.
    A la caja le echarían una buena lona por encima despues de cargar y ale a petardear por ahí, jeje.
    Un saludo!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Y tampoco tenía cualquiera uno de estos cochecitos, pues como te imaginas entonces se usaba mucho la tracción animal. El que tenía un isocarro y no digamos una furgonetita era un tipo al que le iba bien.

      Saludos!!

      Eliminar

Siéntete libre de reflejar lo que piensas sobre esta entrada!