El Garaje Algabeño

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Pegaso Z 207 "Barajas" de IXO/Salvat (c) 2025 Antonio Sivianes Gaviño

martes, 26 de agosto de 2025

Bugatti OTI 125 de IXO/Altaya

 

Pertenece a la colección de kiosko "Microcoches de Antaño" de la editorial Altaya España.

En 1959 la firma francesa "Office Technique Internationale" (OTI) presentó un prototipo de un pequeño vehículo triciclo denominado como OTI 125. El modelo pasó a ser de producción en ese mismo año pero las ventas fueron muy decepcionantes y tan solo se llegaron a comercializar diez ejemplares, algunos de ellos (por razones de márketing) bajo las marcas Pilain y solo uno como Bugatti.

OTI era un fabricante de automóviles establecido en las cercanías de París que había comenzado sus actividades en 1956 con el lanzamiento de su primer vehículo, el triciclo Microcar. Este vehículo biplaza no tenía puertas y su carrocería era de plástico; sin embargo en 1959 el Microcar ya las llevaba y además contó con protección contra la intemperie.

OTI, no obstante, seguía trabajando en la idea de un vehículo económico y llegó a desarrollar un prototipo en su taller de La Muette regentado por Lucien Rolland y M. Couleau. El nuevo cochecito era también un triciclo con una sola rueda delantera y detrás con dos, calzadas con neumáticos de ocho pulgadas. La longitud de la carrocería era cercana a los 2,9 metros y estaba fabricada por el especialista Gengoli en la ciudad de Colmar, contaba con dos portezuelas y se elaboró en plástico.

Por otra parte, Roland Bugatti (el hijo del fundador de la firma francesa de coches de lujo) estaba interesado en reabrir su fábrica de Burdeos tras el cierre ocasionado por la Segunda Guerra Mundial. Así que, tras conversaciones con Lucien, aceptó fabricar una sola unidad con carrocería de aluminio y la  famosa parrilla en forma de herradura.

Por lo demás, el cochecito contaba con asientos de lona y estructura tubular, una especie de banqueta trasera de tela para alojar a un tercer pasajero y un motor monocilíndrico Gnome-Rhône de dos tiempos y 125 cm3 de cubicaje con tracción a la rueda delantera. Las prestaciones no eran demasiado decepcionantes y podía alcanzar los 60 Km/h gracias sobre todo a su contenido peso de 160 kilogramos.

Algunas fuentes citan que la producción total llegó a ser de siete ejemplares del Bugatti en Molsheim (Alsacia) siguiendo los planes del ingeniero Villeplé, pero por lo visto el proyecto no fue más que un trabajo minoritario subcontratado. Si parece ser algo original la implantación de un par de faros, pero lo que es más inverosímil es la participación en el diseño del carrocero Gangloff.


















Hoy presento una rareza dentro del ya de por sí extraño (y fascinante) mundo de los microcoches, se trata de un Bugatti que no creímos nunca que podría haber existido y que encontró finalmente su réplica en miniatura para ser incorporado en la colección de Altaya. No es un ejemplar que destaque mucho entre los otros componentes de la serie, pero ahí esta su digna calidad bajo la forma de un aceptable pintado, un molde con ajustadas franquicias y algunos detallitos que suman, como las matrículas, las luces insertadas o unas ruedecillas bastante bien resueltas.















1 comentario:

  1. Tengo una gran admiración por Bugatti, especialmente por la vieja época (no es que me desagrade un Veyron o Chiron, pero, a mi modo de ver, es otra filosofía, tema que, igualmente, excede el posteo), incluso, tengo un libro con la historia y mucha información de las creaciones de Le Patron y su hijo Jean, quienes, a mi gusto, crearon verdaderas obras de arte, sin embargo, no recuerdo que hubiera ninguna mención al osado protagonista del posteo. Raro como político honesto, y curioso con ganas, aunque, a tono con otras creaciones de esos tiempos (ya hemos tocado el tema de lo difícil que sería, a día de hoy, que algún osado aventurero, pudiera construir algo por su cuenta).
    Como bien mencionás, la miniatura muestra unas formas razonables, una pintura prolija, algunos insertos para el aplauso (los faros delanteros, al menos en fotos, están increíbles), dentro de la ausencia de detalles del real, se representó dignamente la austeridad, etc, lo único que me hace ruido, aunque no sabría cual hubiera sido la mejor opción, es la falta de precisión entre el parabrisas, junto con su marco, con respecto a la carrocería, ciertamente, hacerlo en una sola pieza, con un sector pintado, resuelve el encuentro entre ellos, pero el conjunto, con respecto al torpedo, muestra un espacio poco felíz. Por lo que se ve en el real, el marco con el cuerpo son una sola pieza, y, productivamente se dividió, aunque, es justo recordar, el macro, especialmente en este tamaño, es un verdugo implacable que pone en jaque al chino con mejor voluntad.
    Otra pieza mas que veo me está faltando y con ganas de conseguirla
    Un gran abrazo
    Luis

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