Lancia Flaminia Coupé 2.5 "Loraymo" de NOREV

Creado por Raymond Loewy (considerado el padre del diseño industrial moderno) este automóvil estaba concebido para el uso personal de su creador y, a su vez, demostrar sus capacidades ante el público. Loewy, de ascendencia francesa y nacionalidad estadounidense, fue el creador de (entre otros muchos proyectos) la famosa botella de Coca-Cola o el logo de los cigarrillos Lucky Strike, mundialmente reconocidos.

Apareció como obra terminada en 1959 con la base el Flaminia Coupé 2.5 y una carrocería de aluminio obra del artesano turinés Rocco Motto, y fue presentado en el Salón de París de 1960. El diseño del vehículo contiene muchos rasgos fascinantes, como los guardabarros delanteros que recuerdan a los Sport de los primeros años 50, un macizo volumen central delantero a semejanza de un pez martillo, o el lateral que se da un aire a una botella  de Coca-Cola (diseñada seis años antes). Es destacable mencionar el spoiler trasero superior, una solución que se adelantó muchos años por delante al diseño de los vehículos deportivos (recuerda, sobre todo, al que hay situado en el techo del Lancia Stratos).

El destino del "Loraymo" (sin duda un acrónimo del nombre de su creador) fue acompañar a Raymond hasta los Estados Unidos aunque inicialmente llevaba matrícula italiana. Volvió a su país de origen a mediados de los ochenta para ser restaurado y formar parte de la colección histórica de Lancia, en donde puede ser "admirado"... o quizás "comprendido".


























Al contemplar este modelo por vez primera fue como una especie de flechazo para mí, por lo que no dudé en adquirirlo. Sin duda alguna es un diseño que no deja indiferente, personalmente opino que no es ni bello ni feo si no todo lo contrario... Es ese tipo de coche que me encantaría verlo en directo! Técnicamente, el molde, a pesar de lo complejo que es, está bien hecho y con la pintura en su justa medida. Muy destacable el trabajo hecho con los pilotos traseros, siendo muy finos. Tampoco el frontal se queda atrás desde luego. El interior defrauda un poco, aunque han reflejado más o menos bien el volante Nardi del original. Solamente el color de la pintura original del coche no me gusta demasiado, pero históricamente era así. Es una miniatura que aporta un "plus" de originalidad en cualquier colección y que está bien para romper la monotonía que a veces observamos en los diseños de los coupés italianos de los 50/60, tan parecidos a veces.