Pertenece a la colección de "Vehículos de Reparto y Servicio" de la editorial Salvat España.
Los camiones B35 y B35 C fueron los primeros modelos en ser lanzados por Motor Ibérica S.A., una empresa española nacida en 1955 tras la nacionalización de Ford. Estos vehículos eran casi una copia del modelo Thames ET6 inglés, siendo el B35 C la opción preferida para reparto por su radio de giro más corto, la plataforma baja y la longitud, favorecida por su cabina semi-avanzada.
Motor Ibérica lanzó esta gama en 1955 basándose en unos productos de probada solvencia y estudiados para la exportación. Estos camiones, pensados para una carga útil de cuatro toneladas, equipaban un motor diesel Ebro (con origen Ford) de cuatro cilindros en línea y 3,6 litros que rendía unos escasos 70 CVs, teniendo la empresa la pretensión de ocupar un lugar en el segmento nacional del medio tonelaje.
Debido a su escasa competencia, los B35 y B35 C obtuvieron un éxito inmediato gracias también a su robustez y sencillez mecánica. Además era adecuado para ser utilizado con multitud de carrocerías como volquetes, cajas abiertas o cerradas, furgón, cisterna o uso militar y hasta policial. Sin embargo no estaban exentos de problemas: su conducción era complicada en parte por unos frenos muy escasos y además por un defecto de diseño se introducía el agua por debajo de la puerta dañando su revestimiento interno, esto se solía corregir acortando las puertas.
Una carrocería muy habitual para el B35 C (apodado "Semichato") fue la de tipo botellero, utilizada tanto por los pequeños autónomos como en las grandes flotas de distribución. Una de ellas fue la conocida cervecera española San Miguel, con sede en Málaga y fundación en 1885 en Filipinas. Esta empresa utilizó la variante botellera para reparto urbano pintada en color verde de tal forma que contribuyó a que se terminara de asociar la marca Ebro con la distribución de bebidas, una tradición que Motor Ibérica prolongó en el tiempo con la fabricación estándar de cajas botelleras.
Hoy presento una nueva reinterpretación del B35 C en su tercera aparición en este blog, siendo la segunda relacionada con la cerveza. Y de todas ellas, la variante de hoy es sin duda la que más me gustó por la cantidad de detalles presentes de muy buena calidad, como el trabajo impresionante de tampografía (hasta se tomaron la molestia de imprimir los logos en las cajas), la correcta aplicación de la pintura, la delicadeza de las botellitas transportadas o la existencia de una buena cabina con un interior aún mejor. Solo lamento la falta de alineación de la caja con el chasis (de perfil se nota que queda torcido), las luces pintadas y los "pinchitos" de los faros; sin embargo sigue siendo una miniatura "redonda" acompañada por un precio muy asequible.
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