El Garaje Algabeño

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Pegaso 10661 "CASINTRA" de IXO/Salvat (c) 2025 Antonio Sivianes Gaviño

martes, 8 de abril de 2025

Horch 853 A Sport Cabriolet de Minichamps

 


La serie 850 del fabricante alemán Horch fue lanzada en 1935 como sucesora del Tipo 500 B, siendo fabricada en la factoría de Zwickau en un número de (aproximadamente) 2.500 unidades. Estos vehículos de gran lujo dejaron paso a una evolución denominada como serie 950, dejándose de fabricar en 1940 tras el comienzo de la Segunda Guerra Mundial.

Los 850 podían adoptar un gran número de carrocerías como el faetón, roadster, limusina Pullman, cabriolet o landaulet, pero todos tenían en común una motorización a gasolina con ocho cilindros en línea y cinco litros de cubicaje. Este motor rendía al principio unos cien caballos y llevaba árbol de levas en cabeza, enviaba la potencia a las ruedas traseras y estaba gobernado por una caja de cambios manual de cuatro velocidades a la que se le podía añadir sobremarcha opcionalmente.

Su chasis tenía una distancia entre ejes de 3,75 metros y era semejante al del 500 B, pero ahora su bastidor en escalera con travesaños no usaba perfiles en forma de U abiertos, empleando ahora unos perfiles de caja más rígidos que incrementaban el peso total en cien kilogramos. Las suspensiones eran a ballestas delante y detrás se utilizó eje rígido con semi-resortes, los frenos eran hidráulicos con servofreno y el depósito de combustible, de 95 litros, autorizaba una autonomía de más de 400 Kmts.

Hasta finales de 1936 estuvo disponible un descapotable de dos puertas llamado Horch 850 Sport, conocido internamente como 853 y con una distancia entre ejes 25 centímetros menor. Este modelo también incorporaba un eje trasero De Dion de doble articulación en vez del eje rígido y, a partir de 1938, tuvo una evolución denominada 853 A con motor de 120 CVs y una velocidad máxima de 135 Km/h, consumiendo en torno a los 22 litros de combustible a los cien kilómetros.

Entre el 10 y el 15% de todas las carrocerías del 853 y 853 A se estima que fueron fabricadas individualmente por especialistas como Erdmann & Rossi, quienes construyeron un modelo único para el piloto alemán Bern Rosemeyer al que éste llamaba afectuosamente como "Manuela". En cuanto al precio del modelo estándar, era algo inferior al del Mercedes Benz 540 K y por lo que respecta las unidades fabricadas se estima que fueron, en el caso del 853 A, unas 350 aproximadamente.




















Tengo el gusto de presentar ahora una miniatura "especial", con el sello de Minichamps y toda su calidad aparejada. Este modelo tuve la suerte de adquirirlo de segunda mano a un precio excelente, por lo que casi que me vi "obligado" a llevarlo a mis vitrinas. Luego, al recibirlo, quedé sorprendido por la cantidad de detalles mostrados pero destacando sobre todo el interior, la pintura bicolor del molde y la profusión de cromados. Existe igualmente en color íntegramente negro aunque en mi opinión no luce tanto, aún así sigue siendo una estupenda miniatura y nuevos no tienen precios disparatados. Con estas réplicas de época sigo pensando que es en donde las marcas de miniaturas más pueden lucirse, pero en contrapartida no suelen ser del gusto de las generaciones más jóvenes y por ello su venta suele estar destinada a un público más adulto.




















2 comentarios:

  1. Cuando uno ve algunos parámetros, como casi 4 metros de "entre ejes" (unos cuantos modelos entran en esa distancia), o 22 litros cada 100 km, evidentemente, y aún en esa época, se habla de un coche de cierta exclusividad.
    La elegancia de sus líneas destaca, y su soberbia deportividad (se lo podría describir como gran turismo?) lo transforma en una envidiable pieza de colección.
    Viniendo de Minichamps, no sorprende su calidad, buenas proporciones, un interior muy esmerado, llantas con rayos imposibles, tapizados con ese delicado ribete blanco que lo adorna excelentemente, pintura bien aplicada (coincido que bicolor, mas en ese tipo de carrocería, destaca mucho mas que monocromático)ese frente bien definido.
    En una palabra, exquisito
    Un gran abrazo
    Luis

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  2. El modelo es una belleza, el auto real es una bestialidad.
    Es verdad que con los años, estos diseños van perdiendo interés, una verdadera lástima, porque como modelo es una belleza, el tablero es un prodigio, y los otros metales, como ser la parrilla, fierritos, faroles, paragolpes, llantas, suben aún más la nota.
    Todos elementos que la tecnología automotor fue dejando de lado y que los fabricantes de diecast agradecen porque les facilita la tarea de reproducción.
    Y los coleccionistas más jóvenes, todos rápidos y odiosos, prefieren un super ultra mega deportivo en vez de un clásico con tablero de madera y asientos de cuero.
    Así va el mundo.

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