Pertenece a la colección "Vehículos Inolvidables de reparto y servicio" de la ed. Salvat.
Industrias Aeronáuticas y Mecánicas del Estado" (IME) desarrolló y puso a la venta en Argentina un vehículo de porte familiar derivado del comercial Rastrojero Diesel MkII entre los años 1974 y 1979. Fue destinado a equipar flotas de taxis bajo la forma de un sedán de cuatro puertas con mucha altura respecto al suelo; su producción fue de unos mil ejemplares de los que sobreviven apenas unos cuantos.
Las instalaciones de Bernametal en Buenos Aires fueron las encargadas de materializar el diseño de José Lampón Santiago mediante la modificación de las carrocerías del Rastrojero Diesel. El Conosur compartía prácticamente la mitad delantera de la camioneta, pero tras el parabrisas se ubicaba todo el nuevo diseño del sedán de trabajo, también provenía del Rastrojero la mecánica diesel Indenor de casi dos litros de cubicaje y 60 CVs de potencia alimentada por inyección indirecta Bosch.
El Conosur incorporaba una caja de cambios manual Borgward de cuatro relaciones que enviaba la potencia a las ruedas traseras, la suspensión era a base de paralelogramos deformables, barras de torsión y eje rígido detrás. La dirección era mediante tornillo sinfín y los frenos íntegramente por tambores; como nota curiosa mencionaremos que la tapa trasera del maletero era la misma que sobraba en las transformaciones de Lutteral sobre los IKA Torino para fabricar los Comahue y otros derivados.
En cuanto al interior, se notaba bastante la rusticidad por todas partes pero al menos los materiales eran buenos y resistentes, contándose con suelo de vinilo, asientos en piel, tablero de madera y volante de metal y baquelita. Sin embargo, y por lo que cuentan aquellos que viajaron en un taxi Conosur, la comodidad no era su fuerte sobre todo al circular por firmes irregulares.
Finalmente, y en medio de un proceso de mejora de los Rastrojeros, el gobierno de Videla hizo cesar las actividades de IME en 1979 aunque la cadena de montaje y utilería fue adquirida por la empresa Lo Giudice-Pace, quien prosiguió con la producción de los vehículos durante algún tiempo más.
Este es otro caso en el que la miniatura del modelo me gusta mucho más que el coche real, aunque para el aficionado "mundial" sea igualmente interesante. Lo encuentro como muy fino y delicado, con buenos detalles y dotado con un molde pintado de forma excelente. Igualmente me agradó toda la parte del frontal y el interior, donde podemos observar unos relojes bien detallados; igualmente tenemos algo de tampografía referida a la Secretaría de Deportes de la ciudad de Córdoba en Argentina. Tanto me gustó el modelo que no puedo referirle nada negativo en sí: esta vez no hubo ni "pinchitos" en los faros ni limpiaparabrisas sobredimensionados o ni siquiera luces pintadas.
Original expuesto en un museo cordobés