Pertenece a la colección francesa de kiosko "Passion Renault 4" de la ed. Hachette.
La empresa española Iguana Kits es un fabricante de carrocerías en fibra de vidrio y resina establecida en Valencia por Santiago Hernández. Fundamentalmente trabajan con la base del clásico Renault 4, modelo para el que produjeron kits de montaje para transformarlo en pickup, cabriolet y berlina siempre con una estética entre retro, aventurera y surfera.
El amor de Santiago por el Renault 4 viene de lejos, en concreto desde 1982 cuando tuvo que trabajar con él durante su servicio militar. Muchos años después, en concreto 1998, Santiago creó su empresa de transformados y restauración de clásicos pero también decidió desarrollar unos kits de personalización sobre todo para el Renault 4, aunque también aceptan pickups Nissan Patrol eventualmente.
La firma valenciana acepta que el cliente le traiga un vehículo propio pero también se pone en disposición de buscar un ejemplar en buen estado si es preciso y montarle el kit, aunque es posible la distribución para ser instalado por un taller independiente. Facilitan las instrucciones y el proyecto de homologación para poder pasar la ITV nacional sin problemas; el precio de estos kits oscilan entre los 2.500 y 3.500 euros pero con el coche listo para circular y homologado se debe abonar unos 12.000.
Las modificaciones incluyen neumáticos de mayor tamaño, llantas cromadas, pintura especial, suspensiones elevadas, luces adicionales y una carrocería lógicamente reforzada. La mecánica no se altera, por lo que se sigue contando con el motor de 38 CVs del TL y la caja de cambios manual de cuatro velocidades. Así se llega a conseguir un aspecto de estética aventurera con un punto de simpatía que enamora a todo el que lo ve, o como mínimo lo sorprende.
Hoy presento algo especial, con mucho carácter playero y bastante adecuado para la época veraniega en la que estamos. Se trata de un Renault 4 tan especial que apenas se pueda adivinar lo que hay debajo, tan disimulado en un aspecto mucho más macizo y con una estética bastante deudora de los años 40. El resultado de la miniatura es algo desconcertante y efectivo, no me atrevo a decir si es bonita o no pero desde luego original lo es y por los cuatro costados. En cuanto a la realización, la réplica es destacable sin sorprender mucho ya que la colección de Hachette se distinguió por la calidad de sus modelos y su finura: lo malo es que no hay manera de apreciar el interior pero lo positivo fue la aplicación de la pintura, las llantas y el molde. Además, y si nos gusta, se puede encontrar en un precio muy asequible.
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