Pertenece a la colección de kiosko "Microcoches de Antaño" de la editorial Altaya España.
La "Sociedad Industrial de Livry" (SIL) presentó en 1951 durante el Salón de París su segunda realización en el ámbito de los microcoches. El modelo, denominado como Kover CK-1, fue diseñado por el ingeniero francés Alex Kover y era un vehículo biplaza más sencillo y económico que el Atlas, siendo éste el primer microcoche fabricado por SIL a partir de 1949.
El Kover era deudor del diseño "coche a pedales" característico del Rovin D2 o el Rolux. Su carrocería de acero estaba adosada a un chasis de tubos y medía menos de dos metros y medio, conservaba cierto parecido con la del Atlas y asemejaba una especie de roadster con marco de puertas rebajado. El CK-1 utilizaba como propulsor un motor AMC de dos tiempos monocilíndrico de 125 cm3 y aproximadamente cinco caballos de potencia, suficientes para alcanzar unos 60 Km/h.
El modelo se caracterizó también por su caja de cambios manual de cuatro velocidades con marcha atrás, unida por cardán a la rueda motriz que se encontraba detrás y en el lado izquierdo. La dirección era por cremallera y piñón, las suspensiones a base de muelles delante y brazo de arrastre detrás siendo el sistema de frenado por cable. También incorporaba sistema eléctrico de seis voltios, arranque por tirador, faros, un asiento de tipo banqueta y una rueda de repuesto situada en la parte trasera.
El CK-1 también respondía a un planteamiento de SIL sobre la creación de vehículos que compartiesen chasis y portasen carrocerías diferentes para diversos tipos de clientela. Del trío de modelos que SIL construyó el Atlas era la propuesta lujosa y más cara, el CK-1 sería el modelo intermedio y el último vehículo presentado, el Bimobile Piaf ("Gorrión"), entraría en competencia con modelos básicos como el Biscooter de Voisin.
Sin embargo, la ventaja que incorporaban estas creaciones de SIL fue su bastidor, bastante sofisticado para la época ya que contaba con una estructura de tipo escalera en acero con brazos dobles en forma de "A". Pero lo cierto es que estas propuestas no cuajaron y por eso casi no se encuentran ejemplares disponibles; no obstante, Sotheby´s llegó a subastar un CK-1 en 2013 por casi 28.000 euros.
Repetimos la historia, nuevamente descubrimos un modelo de microcoche de una marca desconocida (y fugaz) reflejada con más o menos acierto por IXO para la serie de Altaya. En este caso con una estética más convencional y acompañada por la funcionalidad, quizás no se preocuparon tanto por lo visual pero es igualmente querible. En lo que respecta a la miniatura no encontramos sorpresas ni para bien ni para mal: el interior casi no existe de lo simple que es, el trabajo de pintura es solo correcto y el frontal es tremendamente soso. Quizás destacaría la calidad de los faros, la capota y las ruedas, con muy buena nota para el limpiaparabrisas (parece que en IXO se están "poniendo las pilas" a este respecto). Por último me gustaría mencionar que el porta-matrícula trasero es obra mía ya que el original se despegó y fue extraviado, una pena ya que contenía el número de placa.
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