Saab 900 Turbo "Toppola" de IXO/Hachette

Pertenece a la colección francesa de kiosko "Passion Camping Car" de la ed. Hachette.

Ni un estricto camping car ni un automóvil estándar, el Toppola sueco era una especie de micro-camper compuesto por una pequeña célula habitable sobre la berlina Saab 900. El concepto cobró cierta notoriedad en Escandinavia antes del comienzo del siglo actual a pesar de su estética tan poco afortunada, pero totalmente práctica.

Debemos el Toppola a un obstinado caballero llamado Arwo Pullola, quien tuvo la idea en los años 80 de poner un habitáculo encima de su Saab. No sabemos cómo pero el hecho es que convenció a los directivos de Scando, una pequeña filial independiente de Saab. El nombre escogido tuvo su razón: deriva de "top" (en alto, en inglés) y del final del apellido de nuestro visionario ("-ola").

Y que era el Toppola? Básicamente un casco rígido de panel de poliéster aislado con inspiración naútica concebido para situarse en lugar del portón trasero de un "hatchback". Su finalidad era la de ofrecer una cama doble y la posibilidad de cocinar dentro, disponiendo también de un depósito de agua y posteriormente de calefacción, algo fundamental en las frías noches del norte de Europa. También se contaba con un "embrión" de mobiliario tallado en el material del casco, pero con el tiempo se sustituyó por algo de madera y se añadió un par de compartimentos a cada lado.

El complemento se ofreció en el catálogo oficial de Saab como el más caro de todas las opciones pero no hay mucha más información al respecto. Se sabe que existió en tres versiones a penas diferenciadas entre ellas, pesando el accesorio unos 150 Kgs por lo que era conveniente (pero no necesario) reforzar la suspensión trasera del vehículo. La célula se acoplaba herméticamente a la trasera del vehículo mediante tres barras de techo con seis puntos de anclaje y disponía de su propia cerradura anti-robo, e incluía en su interior seis puntos de luz alimentados por la batería del coche. Dicha batería también se encargaba de mover una bomba de agua y eventualmente una neverita.

Era un hecho que el desmontaje y manipulación de la célula requería cierta habilidad y bastante fuerza (levantar una masa de 150 kilogramos desequilibrada no estaba al alcance de cualquiera), por lo que los aficionados idearon sistemas de levantamiento un tanto rudimentarios. Pero por otro lado, y sorprendentemente, el Saab Toppola no acusaba toda esa parafernalia que montaba encima a la hora de ser conducido, sin perder casi para nada las excelentes cualidades ruteras del 900.

La producción del Toppola estuvo vigente entre 1981 y 2006 y no solamente para el Saab 900 (también se dejó ver en el Ford Scorpio, por ejemplo), comercializando unas 300 unidades creadas de forma artesanal. Actualmente causan sensación en las reuniones de los aficionados a Saab y se venden de segunda mano entre 2.500 y 8.000 euros automóvil incluido según su estado general, algo a tener en cuenta ya que el 900 tiende a oxidarse a menudo por ciertas partes. También existen réplicas polacas en la actualidad, pero no parece que vaya a existir un renacimiento de un concepto que resultaría complicado de homologar hoy en día.



























Y bien, seguimos viendo cosas sorprendentes en esta colección de vehículos de recreo o "camping car" o como ustedes quieran llamarlos, pero en esta ocasión se va a hacer complicado ponerle un nombre más o menos común al Toppola... No me detendré mucho en las cuestiones estéticas del modelo real, pero en el tema que nos atañe puedo decir que nos encontramos frente a una estupenda miniatura de un coche que me encanta (el Saab 900 Turbo es un mito de la automoción europea). No le puedo poner apenas faltas al modelito, y las que hay seguro que quedan difuminadas por nuestra sorpresa al ver este pequeño caracol con aire deportivo y totalmente original en el mundo del die cast. Acaso alguien lo vio replicado antes?