Pegaso Z 1601 Eléctrico de IXO/Salvat

 

Pertenece a la colección temática sobre vehículos Pegaso de la editorial Salvat España.

En la década de los 50 ENASA se embarcó en la construcción de un camión movido mediante baterías de plomo y la asistencia de un motor eléctrico proporcionado por la firma francesa SOVEL. A pesar de sus  pocas ventajas, referidas sobre todo a su sencillez mecánica, fiabilidad y ausencia de olores, su caro mantenimiento debido al reemplazo de las baterías y sus escasas prestaciones (con una velocidad máxima de 30 Km/h y una autonomía de 75) lo hicieron inviable en la práctica en un entorno que no fuese estrictamente urbano o en establecimientos cerrados.

La base del camión mediano eléctrico de Pegaso fue el autobastidor del modelo diésel de ocho toneladas, derivado del Hispano-Suiza 66 G aunque modificado para albergar el motor eléctrico y su equipo regulador. También tomó la dirección, el eje trasero y su sistema de aire comprimido alimentado mediante un pequeño motor eléctrico de 2,5 CVs. Y para moverlo se empleó un propulsor de 14 CVs fiscales unido directamente a la transmisión, con bobinado en serie y corte de corriente en el frenado gobernado por un controlador que hacía la labor de un cambio de marchas de cinco velocidades hacia delante o hacia atrás, conmutables en el tablero. También incluía un selector para dejar el camión en modo de carga y reposo.

Teniendo en cuenta la tecnología de la época en el campo de las baterías, Tudor España entregó un bloque compuesto de 48 elementos de plomo que autorizaban unos 900 ciclos de carga, determinando en la práctica una vida útil de unos tres años. Estos acumuladores iban situados en unas cajas de chapa soportadas por escuadras de hierro y disponían de unas tapaderas superiores que permitían revisar el estado de las baterías y añadir agua, a la vez que las protegían de la intemperie.

La gran ventaja de este vehículo habría sido su bajo coste de mantenimiento (salvo a la hora del recambio de las baterías) y su mayor vida útil con respecto al modelo de gasóleo al contar con una mecánica más simple. También se hablaba en la publicidad de la ausencia de olores y ruidos o la imposibilidad del robo de combustible, pero el Z 1601 en caso de haberse producido en serie habría tenido la desventaja de un precio de adquisición más elevado y un empleo solo en determinadas tareas.

Por ello el único prototipo disponible fue enviado a Valencia en 1952 para ser comprado por el distribuidor local, algo que no sucedió. También se sospecha que hubo un segundo prototipo para efectuar pruebas, según parece constar en los archivos de la compañía. Pero es seguro que el único Z 1601 rodante acabó sus días empleado en la fábrica de Madrid para servicio interno a partir de 1956; no obstante en ENASA decidieron seguir un poco más con el tema y posteriormente crearían un segundo prototipo llamado Z 1602, esta vez dotado con un sistema eléctrico de origen nacional. 

Es cierto que en esta colección de Salvat pudimos disfrutar de unos excelentes modelos, sobre todo de camiones, pero también y gracias a los fascículos nos pudimos enterar de algunos modelos casi desconocidos para gran parte de nosotros. Es el caso de este camión eléctrico, que si bien no fue el primero en nuestro país si debió tener cierta relevancia entonces. Hoy presento esta miniatura de buena calidad y manufactura, destacando una cabina bien detallada en la que destacan los rayos eléctricos cromados que muestran su característica y los cajones de baterías, acompañados por una plataforma de carga adornada con unos bidoncitos de lubricante CS. También me agradaron mucho las ruedas, el interior y algunos detalles externos como las matrículas provisionales o el parachoques. Menos aprecio tuve por algún exceso de pintura en la cabina, la mala fijación de los cajones de baterías al chásis (se mueven demasiado) y la falta de definición de las manetas de las puertas o las asas. De todas formas sigue siendo un modelo muy recomendable por su rareza, historia y originalidad.