Pertenece a una colección de kiosko titulada "Camiones y Autobuses Españoles" de la ed. Salvat
La serie L y M de camiones medios Ebro de Motor Ibérica fueron fabricados en la factoría de Barcelona entre 1980 y 1986, con una capacidad de carga entre 3,5 y 16 toneladas. Utilizaban unas cabinas derivadas de las de la serie P y estaban enfocados a la distribución ligera y media, pero surgieron en unos momentos delicados para la compañía española pues se encontraba siendo absorbida por Nissan.
En septiembre de 1980 Motor Ibérica presentó los dos primeros camiones de la nueva gama M, el Ebro M100 y el M125, con diez y 12,5 toneladas y una mecánica semejante a la de la pasada gama E. Para 1986 se incluyeron nuevos motores de fabricación propia aunque en colaboración con Nissan, lográndose un mayor rendimiento y una rebaja en la altura del bastidor que facilitó el uso en tareas de reparto y de paso se logró un centro de gravedad más bajo.
Estos bastidores estaban diseñados para soportar hasta casi 9 toneladas en el caso del modelo M125 y estuvieron disponibles en cuatro longitudes, con una viga central de dos largueros unidos que favorecían una implementación de carrocerías de tipo botellero. La cabina podía ser de tipo doble para un máximo de siete personas y cuatro puertas, pero en el modelo básico era de tres plazas con banqueta extendida.
Las mayores novedades tuvieron lugar a partir de 1988, cuando desaparece la marca Ebro en favor de Nissan tal y como ocurrió con las furgonetas Trade. Un año después se presentaron versiones con motor turbo y seis cilindros que llegaron a alcanzar los 170 CVs de potencia complementados con cajas de cambio ZF de cinco y seis relaciones; las suspensiones eran por ballestas y los frenos de tipo neumático con dispositivo de retención incorporado de serie para toda la gama.
Presentamos hoy un molde inédito hasta la fecha de un camión Ebro, con una excelente calidad y fidelidad. Representa un vehículo con caja metálica independiente cerrada de la empresa zaragozana Negredo, dedicada a la logística del transporte del mueble nuevo. La miniatura me resulta en líneas generales como excelente, destacándose la manufactura de la cabina, la pintura y las tampografías de la caja, todo ello rodeado de muchos detalles como las llantas (criticadas por incorrectas), sus faldillas, luces y el "spoiler" del techo. El interior es bastante apagado, pero quizás no sería un aspecto negativo si el del modelo real era así. Todo ello resulta en una réplica altamente recomendable y para algunos (como yo) además hasta familiar y entrañable.