Pertenece a la colección de kiosko "Microcoches de Antaño" de la editorial Altaya España.
El microcoche de tres ruedas David Torpedo 2S, ofrecido a partir de 1951, se produjo en una cantidad de 60 ejemplares hasta 1957 en versiones abierta con techo de lona, cerrada y pequeña camioneta. El modelo era más bien una motocicleta carrozada con chasis tubular y unas prestaciones muy aceptables, siendo capaz de transportar dos adultos delante y un par de niños detrás.
Desde 1914 la "Fábrica Nacional de Autociclos David" funcionaba en Barcelona produciendo unos cochecitos motorizados, llamados "Cycle-Cars", que acabarían convirtiéndose en unas máquinas bastante capaces de competir y ganar en pruebas deportivas de la época. Con el tiempo, y poco antes de la Guerra Civil, dejaron la construcción mecánica y se dedicaron a gestionar taxis y grúas en Barcelona.
Una vez transcurrido el conflicto, David construyó unos elegantes automóviles eléctricos con chasis Citroën en una corta tirada de diez ejemplares. Pero debido al ambiente de posguerra buscaron la forma de salir adelante siendo realistas, por lo que se enfocaron en el desarrollo de un vehículo personal urbano basado en la motocicleta: el mismo propietario de la marca, don José María Moré expresó la idea de que "no era un coche con una rueda de menos, si no una moto con una rueda de más".
El prototipo de ese vehículo fue expuesto en la Feria de Muestras de Barcelona de 1951 y contaba con una carrocería construida a mano, por lo que no era viable económicamente. Este vehículo llevaba el volante en el centro y contaba con una amplia banqueta para tres plazas, su carrocería era abombada y con un aspecto bastante agradable; no obstante en la misma Feria presentó también un chasis desnudo con volante a la izquierda que sería el que daría lugar al David definitivo.
Este triciclo se movía mediante un motor monocilíndrico de fabricación propia, de dos tiempos y refrigerado por aire forzado. Con un cubicaje de 345 cm3 entregaba diez caballos de potencia para mover un peso total de casi 300 kilogramos, cosa que conseguía de forma muy aceptable ya que podía alcanzar casi los 70 Km/h. También incorporaba arranque eléctrico, caja de cambios con tres marchas con desmultiplicador y retroceso y frenos mecánicos en las tres ruedas.
El vehículo, de 2,8 metros, estaba construido en torno a un chasis de barra central longitudinal sobre el que iba apoyado el tren trasero, recayendo el sistema de dirección, la suspensión y el motor acoplados sobre la rueda delantera. Las suspensiones eran por ballestas, muelles y láminas de torsión, contaba con dinamo y una batería de seis voltios y su depósito de gasolina era de 18 litros.
Lamentablemente las ventas no fueron las esperadas (la competencia del Biscúter y luego del SEAT 600 fue demasiado grande para un mercado aún tan pequeño) y David desapareció a finales de los años 50. Sin embargo, el edificio de la fábrica correría mejor suerte y llegó a convertirse en un lugar que alojó los nuevos movimientos culturales que se iniciaban en la capital condal.
Hoy vuelvo a presentar otro simpático "artefacto" nacional con molde inédito que viene a engrosar la curiosa colección de microcoches de Altaya, una especie de cochecito de atracción de feria apto para circular por la España de entonces. Y de nuevo otro molde excelente, con detalles de calidad por todas partes y una notable realización comprobable en el cuidado puesto a la hora de recrear el interior, las ruedas, el frontal y la trasera. Quizás este modelo es de los más finos y bien hechos de toda la serie con unos cuarenta modelos ya lanzados; a mí me resulta prácticamente imposible mencionar algo malo ya que lo negativo necesitaría una buena lupa para ser constatable.