Pertenece a la colección de "Vehículos de Reparto y Servicio" de la editorial Salvat España.
Aunque en España los Mini se construyeron bajo licencia en los años 70 por la empresa AUTHI algunos ejemplares ingleses entraron en Canarias por vía de importación con aranceles reducidos. Por ello, la empresa heladera de origen canario Kalise encargó la construcción en el Reino Unido de un Mini adaptado con caja y mostrador sobre la base del modelo pick-up en la que el heladero (de pie) podía servir a sus clientes.
Tan solo las dos primeras series del Mini (ADO15 y ADO20) tuvieron disponible la variante pick-up en producción, algo que ocurrió entre 1961 y 1983 totalizando una cifra de 58.000 unidades. Esta versión netamente inglesa estaba construida sobre el modelo Van aunque con la plataforma alargada, por lo que se alcanzaba una longitud total de 3,4 metros y un peso cercano a los 700 Kgs.
Estos pick-up venían inicialmente con la misma parrilla de chapa del Van, aunque posteriormente adoptaron la de la variante berlina estándar. El equipamiento era algo mejor que el del Van pero inferior al del modelo común ya que dejaban como opcionales el parasol del acompañante, el parabrisas laminado o incluso los cinturones de seguridad. Como nota curiosa, a partir de 1978 el Van y el Pick-Up pasaron a llamarse Mini 95.
En aquel entonces las empresas valoraron mucho a la versión Pick-Up por su versatilidad y su atractivo, ya que era un modelo que solía atraer bastante todas las miradas. Aparte de esto era una buena base para poder instalar muchos tipos de cajas y añadidos comerciales por lo que fue muy habitual (especialmente en el Reino Unido) verlo como autoventas sobre todo en entornos turísticos.
No es la primera vez que vemos lo que un Mini Pick-Up es capaz de dar de sí, pero verlo como un modelito de venta callejera de helados sí es una novedad para mí. Es otro modelo curioso de la colección de los vehículos de reparto y servicio nacionales que una vez se vieron por nuestras calles, nuevamente con muchos detalles que exigen buena vista o tener una cámara con macro. No falta la carta, la publicidad (de Astérix), el altavoz y las señales técnicas como el recuadro de pesos. Sin duda es la caja lo que más apreciaremos a pesar de su poco parecido con la del modelo real (lo comprobamos en el tamaño de las ventanas o por el diseño de la parte superior), ya que el vehículo en sí pasa bastante desapercibido y no encontramos grandes defectos o virtudes; no me gustaron mucho ni las luces ni el interior pero al menos las ruedas y los cromados esta vez fueron convincentes.