El Zastava Yugo, Zastava Koral, Yugo Koral o simplemente Yugo fue un "hatchback" urbano fabricado por la corporación yugoslava Zastava Automóviles entre 1980 y 2008. Exportado también a EE.UU, el Yugo alcanzó la notable cifra de casi 800.000 unidades producidas de las que al menos 250.000 fueron exportadas a Europa Occidental, Norteamérica (incluyendo Canadá) y América Latina; también fue comercializado en Italia bajo la marca Innocenti.
Derivado del FIAT 128, el Yugo 45 dio lugar a una larga familia de versiones con las denominaciones 55, 60, 65, Koral, Tempo, Ciao, Cabrio, GV, GV Plus, GVX y GVL. Fueron en gran parte evoluciones desde el primer modelo, con su motor carburado, hasta bien entrada la década de los 80 en que se introdujo (con la aparición del modelo 65) la inyección electrónica Motronic. De esa forma se adivinaba la intención de Zastava por comercializar su modelo sobre todo en Occidente, pero sin descuidar otros mercados como el chino, egipcio o búlgaro.
En cuanto a los propulsores que llevó a lo largo de su carrera comercial siempre fueron a gasolina con cuatro cilindros en línea, aunque en varios países del Este era muy común implementar el sistema de combustible GLP. Las cilindradas fueron de 0.9, uno, 1.1 y 1.3 litros con potencias comprendidas entre los 45 y 68 CVs, asociados a cajas de cambio de tipo manual con cuatro relaciones y automáticas de tres y cinco. Por su parte, el equipamiento de las últimas unidades solía incluir equipo de sonido con cuatro altavoces, cierre centralizado, control de altura de faros, elevalunas y retrovisores eléctricos, llantas de aleación, aire acondicionado opcional y motor Peugeot 1.1 homologado por la UE.
La producción final de los Yugo tuvo lugar en la factoría serbia de Kragujevac, pero los elementos mecánicos venían de las repúblicas de la antigua Yugoslavia. Esos primeros modelos presentaban ventanas con apertura de tipo compás, intermitentes redondos, un interior negro incluyendo el salpicadero y muchos elementos metálicos como las manetas, manivelas de elevalunas y los junquillos de las ventanas. A partir de 1985 se incluyeron asientos más cómodos, tablero de mandos en color azul o marrón, ópticas rediseñadas, un desempañador trasero e instrumentación actualizada.
Los mismos trabajadores y mecánicos de Zastava consideraron que los mejores vehículos en términos de calidad fueron los construidos entre 1988 y 1991 debido al control de calidad, más exhaustivo, y la calidad de los materiales, sobre todo de los plásticos. Igualmente la protección contra el óxido resultó mejorada así como la tapicería, algo que se evidencia hoy en día en las unidades de ese período.
Pero el mejor año del Yugo fue sin duda 1989, con una elevada producción de 200.000 unidades gracias a la exportación y la buena reputación de la marca Yugo, a tal punto que que no aparecían referencias a Zastava. Sin embargo, y como consecuencia de los problemas políticos que padeció Yugoslavia a partir de 1991, la calidad se resintió notablemente y ello perjudicó lo que podía haber sido un gran éxito en algunos mercados fundamentales como el norteamericano.
Tras el fin de las sanciones en 1996 la producción volvió a aumentar a pesar de los daños que terminó sufriendo la factoría en 1999 a causa de un ataque de la OTAN, pero se las arreglaron para poder incorporar algunas novedades como el rediseño del frontal, la incorporación de un spoiler trasero y unos nuevos asientos y salpicadero. De esta forma el Yugo aguantó hasta 2007, conviviendo un tiempo su fabricación con la de su sustituto el FIAT Punto de 2003.
Fugazmente vimos este coche (junto con su hermano mayor el Florida) en el mercado nacional español de finales de los 80, si mal no recuerdo. Lo cierto es que casi su único atributo era lo barato de su compra, pues ya entonces se hablaba mal de la calidad yugoslava y la falta de una buena red de asistencia, sin hablar de que su competencia era enorme y ofrecía productos mucho más modernos. Personalmente fue para mí un coche poco destacable pero merecedor de un espacio en el Garaje por varias causas: su relevancia histórica, fidelidad y buen precio a tal punto que otras alternativas anteriores más económicas no merecen la pena. Ello es debido a la procedencia de la réplica, en concreto a la excelente colección griega de Hachette que nos está dando muy buenos y detallados modelos, con moldes inéditos en ocasiones y la mirada puesta en la presencia del interior o las llantas, es remarcable también la falta de los "pinchitos" al menos en los faros. Como notas negativas mencionaré el diámetro de los neumáticos, el espesor exagerado de la pintura y poco más en un modelo recomendable y con cierto atractivo.