Citroën GSA Spécial de IXO/Altaya

Pertenece a la colección española "Nuestros queridos coches de antaño", de la Ed. Altaya.


El Citroën GSA supone una profunda reestilización del anterior modelo GS, siendo ambos unas berlinas bicuerpo producidas entre 1970 y 1986 con variante "break" familiar opcional. Han sido de los modelos más fabricados por Citroën en toda su historia, con unos dos millones y medio de ejemplares puestos en la calle. El GS hizo lugar al GSA en 1979 pero llegaron a convivir durante 1980. En Francia tenía como rivales al Renault 12, el SIMCA 1100 y el Peugeot 204, a los que batía por modernidad y comodidad pero quedando en un plano inferior inicialmente por problemas de corrosión y submotorización.

El GSA llevaba (como su antecesor) motores tipo "boxer" de cuatro cilindros refrigerados por aire construidos en aluminio que requerían muy poco mantenimiento, pero ya incluía una caja de cambios opcional de cinco marchas, encendido electrónico opcional y un gran portón trasero en vez de una simple trampilla de acceso al maletero. Externamente también se diferenciaba por sus paragolpes de plástico con deflectores e internamente por su nuevo habitáculo con mandos tipo "satélite" y una climatización mejorada. Era algo mayor que el GS y también sus motores adquirieron más potencia, con cilindradas de 1.1 y 1.3 litros y casi los mismos niveles de acabado del modelo anterior: Pallas, Special y Club, a los que se añadió el deportivo X3. Y, como era habitual, gozaba de la famosa suspensión hidroneumática Citroën, haciéndolo un coche muy cómodo y estable.

El nuevo modelo, no obstante, no tuvo el éxito de ventas del anterior pero suponía una regeneración necesaria, pues los años 80 estaban haciendo evolucionar mucho al mundo de la automoción. Se le criticó sobre todo el tacto de la dirección y algunos detalles de equipamiento, pero contaba en general con buenas prestaciones y un excelente consumo. Sin embargo, a mediados de esa década el modelo desapareció y su segmento quedó huérfano (en parte tomado por el BX) hasta que en 1991 aparece el ZX, siendo unos modelos que ya no gozaban del carisma de sus antecesores.



















Después de bastante tiempo al fin conseguí un GSA estándar que forma parte de la colección de los coches de antaño de Altaya (por si queda alguien que no lo sabía). En general es un buen modelo al que le pesa sobremanera el aspecto de los faros con esos horribles pinchitos y cuenta con un molde correcto, quizás un poquito ancho, una pintura bien aplicada y un interior aceptable. La miniatura nos trae muy buenos recuerdos a algunos que crecimos viendo estos coches como algo muy especial, con esas líneas tan avanzadas para su tiempo y esa apariencia tan fuera de lo común.