Chevrolet Corvette C5 Convertible de Vitesse

En este artículo trataremos sobre la historia de la quinta generación del Chevrolet Corvette, el deportivo norteamericano por antonomasia. Entró en escena hacia 1997 suponiendo un enorme cambio con respecto al C4 ya que ahora la carrocería se fabricaba bajo el proceso de la hidroformación (que conseguía así unas formas redondeadas de curvas complejas), se adoptaba una disposición "transaxle" de la caja de cambios Borg-Warner (al principio manual de seis velocidades) y mecánicamente se adoptaba el nuevo motor LS1 V8 de 5,7 litros inicialmente con 345 CVs de potencia. Con todo este arsenal el vehículo alcanzaba los 282 Km/h.

Hasta 2004, el año de su desaparición, este veloz biplaza se podía adquirir en versiones coupé, convertible (o descapotable, como nosotros lo llamamos) y con techo duro. Chevrolet realmente usó como referencia a la hora de diseñar el C5 a modelos de sus competidores japoneses, como el Mazda RX7 o el Nissan 300ZX sobre todo para mejorar los puntos débiles del C4 (la calidad de construcción y el diseño, que se había quedado algo anticuado).

Para personalizar aún más el vehículo existieron versiones especiales muy cotizadas hoy en día, como la "50th Anniversary" (festejaba los 50 años en el mercado del Corvette) o la "Indianápolis 500 Pace Car Replica".

Tras comercializarse (todas las versiones incluidas) unos 250.000 ejemplares, el competidor natural de vehículos de altas prestaciones tales como el Aston Martin DB7 Vantage o el  Ferrari 360 se despidió para dejar paso a una nueva generación que mejoró y puso al día el modelo hasta 2014, momento en el que aparecerá la séptima y última versión hasta la fecha.






























Esta miniatura de Vitesse es un modelo bastante conocido para aquellos a los que nos gusta ver el mundo del die cast a escala de 1:43, con lo que comporta algunas cosas buenas y otras no tanto. En la mano notamos sobre todo el gran peso del modelo y su robustez, y visualmente observamos que ni el molde ni el pintado son malos incluso para los tiempos que corren y el interior es decente, pero sobre todo yo destacaría su imponente parte trasera. Particularmente no me atraen demasiado los Corvette modernos (totalmente al contrario de lo que me sucede con las tres primeras generaciones, que me parecen coches fascinantes) pero una colección de miniaturas de automóviles del siglo XX debe contar con algunas generaciones del musculoso americano, mundialmente reconocido.