FIAT 500 Ghia Jolly de IXO/Altaya

 

Pertenece a la colección de kiosko "Microcoches de Antaño" de la editorial Altaya España.

De entre las numerosas variantes que tuvo el popular FIAT Nuova 500 sin duda la más "playera" y encantadora fue la que realizó el carrocero Ghia en 1958, vendiéndose también en Estados Unidos en una versión para exportación; fue un modelo que gozó de cierto éxito ya que se realizaron unos 400 ejemplares hasta el fin de su comercialización en 1969.

La historia del Jolly comenzó con la necesidad de Gianni Agnelli (el "jefe" de FIAT) de embarcar en su yate un vehículo que pudiese ser usado en tierra eventualmente. El modelo fue construido con la base del FIAT Nuova 500 con motor de 0,7 litros bicilíndrico y contó con la colaboración del especialista Ghia, quien ya había hecho antes muchos trabajos para la firma turinesa. 

Desde el primer golpe de vista era evidente que el Jolly variaba mucho con respecto al FIAT 500 estándar, contándose la desaparición de las puertas, el techo y los asientos con tapicería de vinilo (reemplazados por otros de mimbre). Para cubrir a sus pasajeros al modelo se le instaló un toldo de lona con flecos, se reforzó la estructura para una mayor seguridad y en los costados se instalaron unas barras cromadas, también se rebajó la altura del parabrisas con el fin de dotar al cochecito de cierta elegancia.

Otros elementos distintivos del Jolly incluyeron las alfombrillas de ratán (una fibra vegetal), embellecedores cromados en las ruedas y la modificación de los paragolpes delanteros y traseros. Sí se obviaron los cinturones de seguridad o los reposacabezas, pero tampoco se juzgaron muy importantes al pensar que debido a su escasa potencia (17 CVs) y al espíritu "amable" del vehículo no se esperarían colisiones a altas velocidades. 

Es evidente que el Jolly era un automóvil pensado para ser disfrutado con buen tiempo y gozar del aire libre, de hecho uno podía darse un chapuzón en la playa y volver al coche sin temer mojar los asientos. Actualmente quien quiera darse ese capricho deberá esperar a que aparezcan sobre todo en casas de subastas y pensar en gastarse como mínimo 30.000 euros, a cambio se llevará un FIAT con todo el encanto de las costas italianas.

Es dudosa para mí la inclusión de este modelo en la categoría de los microcoches sobre todo por su tamaño, pero ahí está como parte de la colección temática de Altaya. Tampoco me parece que sea una de las mejores miniaturas editadas hasta ahora en la serie pues no brilla demasiado en ningún aspecto (hay luces pintadas, un salpicadero bastante pobre y tiene algunos problemas con la pintura); lo que le salva es su aspecto simpático y "chic", el detalle de la lona, los cromados y esos asientos de mimbre.