Opel Kadett A Coupé de Starline

El Kadett es el automóvil más popular de clase media del fabricante alemán Opel, que forma parte del grupo General Motors. Su nombre fue adoptado por primera vez en 1962 y se perdió en 1991 en favor de la denominación actual Astra, habiendo conocido cinco generaciones que tradicionalmente se han nombrado con las letras del abecedario.

La primera (serie A) se presentó en octubre de 1962 aunque comercialmente no estuvo disponible hasta enero del año siguiente. Bajo la forma inicialmente de una pequeña berlina de tres volúmenes y dos puertas (no llegaba a los cuatro metros), no verían la luz otras carrocerías hasta que pasado un tiempo apareció una versión mejor terminada (la "L"), el "Karavan" familiar y un pequeño coupé 2+2, que llevaba una calandra rediseñada compartida con el modelo de lujo. 

La motorización consistía en un bloque en posición longitudinal, con un litro de cubicaje, un solo árbol de levas lateral y cuatro cilindros, rindiendo 40 CVs (para 1963 aumentó su potencia hasta los 48 CVs). Esta mecánica era bastante robusta y fiable, lo que tuvo mucho que ver en el éxito de estos vehículos (en su breve vida de tres años se colocaron casi 650.000 ejemplares). En cuanto al cambio, era manual de cuatro velocidades, la suspensión por ballestas y frenos de tambor sin servoasistencia. Como vemos, unos vehículos sencillos mecánicamente y que no planteaban problemas, que no consumían demasiado (unos trece litros a los cien kilómetros) y permitían velocidades de hasta 136 Km/h en el "L" y el coupé.

No obstante, para agosto de 1965 la gente ya se podía permitir un vehículo mayor y con más comodidades, por lo que su relevo, aunque era de adquisición menos económica, llegó a obtener un mayor éxito gracias también a una gama más amplia.


























A este sencillo pero bonito modelo de Opel Starline le hace justicia con una miniatura muy equilibrada en todos los sentidos. Cuenta con un fino molde (marca de la casa) con su medida justa de pintura bicolor y unos exteriores de calidad, incluyendo unas bonitas matrículas de época. Igualmente el interior luce muy bien pero lo que más me gustó fue esa magnífica calandra, propia de miniaturas de más enjundia. Hasta ahora, y teniendo casi cuarenta modelos de Starline, no he encontrado una sola de sus miniaturas que no me haya sorprendido agradablemente pero la mala noticia es que la marca, por lo visto, ha desaparecido ya...