SEAT Córdoba MkII de IXO/Altaya

Pertenece a la colección de kiosko "SEAT" de la editorial Altaya.

Las dos generaciones del Córdoba que existieron derivaban de los modelos Ibiza, con los que convivieron. El primero de ellos apareció en 1993, la segunda serie en el 2002 y se cierra su vida comercial en España en el año 2009, siempre con un notable éxito de ventas y sin tener SEAT en mente resucitarlo pues su papel lo cumple la gama Ibiza y sus múltiples declinaciones.

La segunda generación del Córdoba, que es en la que nos centraremos, está "vestida" por el diseñador Walter Da Silva, ex de Alfa Romeo, quien parece que se inspiró en su anterior creación el exitoso 156 tanto en el interior como en el exterior. Esta vez solamente aparece con carrocería sedán de cuatro puertas usando la base del Ibiza III y su plataforma, exclusiva de SEAT.

El problema de este vehículo era que Skoda, otra marca del mismo grupo que SEAT, comercializaba los vehículos de corte más familiar y asequibles, por lo que el Córdoba no terminaba de encajar bien con la completa gama de vehículos que fabricaba todo el grupo. Se intentó hacer hincapié en el diseño "mediterráneo" de los automóviles que por aquel entonces construía el fabricante español, una idea que funcionaba en los León o Ibiza, pero en Europa la categoría de derivados tricuerpo de vehículos pequeños urbanos estaba en retroceso (al contrario que en los mercados emergentes de Iberoámerica, Asia o Europa Oriental). Así, por ejemplo, en Inglaterra se vio el vehículo como un simple Ibiza con maletero y eso (se decía) bastaba para que fuese un fracaso de ventas, pues en Europa quien necesita más espacio normalmente adquiere un monovolúmen, un sedán o la típica "ranchera".

En España el Córdoba II contaba con unas motorizaciones bastante interesantes, sobre todo en diesel con los famosos TDi. Siempre con cuatro cilindros, en gasolina existieron tres bloques; dos 1.4 con 75 y 85 CVs y un 1.6 de 100, en diesel dos tricilíndricos 1.4 con turbo e inyección directa que proporcionaban 70 y  80 CVs y un 1.9 con cuatro cilindros disponible con 100 y 130 CVs. Para México hubo motores de gasolina con una cilindrada de 1.6 y 2.0, con 100 y 115 CVs respectivamente. Se podían elegir con varios niveles de terminación, incluyendo los más elevados el climatizador, radio CD con seis altavoces y llantas de aleación de 15 pulgadas. Y en cajas de cambio existía una manual de cinco velocidades o una automática.

En España se vendió realmente bien gracias a su imponente maletero, económicos motores diesel, su calidad de construcción, los acabados y unos precios contenidos, lo que hizo que también el gremio del taxi pusiera sus ojos en este modelo. También fue un éxito de ventas en Europa del Este, haciendo como una avanzadilla del resto de modelos de la marca para estos nuevos mercados, y hasta se llegó a construir en México obteniendo unas aceptables cifras de venta.





















En cuanto a la miniatura, en líneas generales es un modelo bastante correcto y equilibrado, con un buen molde y sin excesos de pintura en absoluto. Solamente cometieron un grave fallo en las ópticas traseras, que son más propias del León y no se parecen en nada a las que llevaba el original (con elementos interiores cromados al estilo Lexus). Correcto también el interior y en los elementos externos, aunque  las placas de matrícula y los logos son irreales. Más conseguido está el frontal y toda la vista lateral, pero es una lástima que lo que podría haber sido una excelente miniatura se haya estropeado por unos cuantos fallos de mayor o menor calado.